jueves, 25 de septiembre de 2008

UNA DE BERLANGA

Ya de vuelta del parón veraniego comenzamos comentado el pleno extraordinario celebrado en agosto. Como ya explicamos en la última entrada del blog antes de irnos de vacaciones, el Señor Alcalde nos negó la palabra en el pleno en el que se resolvía un recurso presentado por nuestro grupo contra el cambio de la calificación urbanística de los aledaños de la obra de Urbana Canet en la calle San Rafael.

Puesto que negar la palabra del modo tan arbitrario como lo realizó el señor Alcalde supone una vulneración gravísima de los derechos fundamentales de los concejales electos así como de los jalancinos en general, este grupo consideró que era su deber presentar un recurso de reposición ante el Ayuntamiento para que se corrigieran estos hechos tan graves. En el recurso se pedía que se volviera a debatir en la forma debida el punto del orden del día en el que no permitió hacer uso de la palabra a la representante de nuestro grupo. Así, el Señor Alcalde convocó un pleno extraordinario con tan solo dos puntos: El primero era el mismo que pedíamos en el recurso –repetir el punto del pleno mencionado y debatirlo- y el segundo era la resolución del recurso presentado.

Todo parecía indicar que el señor Alcalde entraba en razón y hacía suyo el refrán de “rectificar es de sabios”. El desarrollo del pleno nos sacaría de nuestro error.

El primer punto transcurrió tal y como esperábamos y pedíamos en nuestro recurso. El señor Alcalde está vez sí que permitió el debate y dio el uso de la palabra a nuestra portavoz, que expuso de una manera clara cual era nuestra postura ante el tema a debatir.

Nuestra sorpresa vino a continuación. En el siguiente punto se consideraba si se admitía o no nuestro recurso, y si bien a priori la única posibilidad lógica era admitirlo, ya que anteriormente el Alcalde se había avenido a hacer lo que pedíamos en el recurso -a saber, la repetición del punto en el que se le había negado la palabra a nuestra portavoz y permitir el debate- van y votan en contra del recurso. La que nos había preparado el señor Alcalde y el resto de concejales era una de Berlanga digna de las mejores escenas del esperpento español: Hacen lo que pedimos en el recurso pero luego van y votan en contra. Nos imaginamos que por no rectificar y tener que admitir que teníamos razón. Pues eso, rectificar –que es de sabios, o al menos eso dice el refrán- no es el fuerte del señor Alcalde y del resto de concejales del Partido Popular. Ya lo decía Cicerón: propio del hombre es errar, pero sólo es propio del imbécil permanecer en el yerro.



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